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Desde el año pasado dejo constancia escrita de lo que hago. Escribir un diario parece cosa de películas o la antigüedad. No era para mí, lo intenté hace tiempo y cayó en el olvido. Razón no me faltaba, no ERA para mí. El día que estoy escribiendo estas palabras cumple cuatro meses mi primera página del diario… bueno, del semanario si me pongo estricto . Es igual, lo importante es escribir, aunque no sea todos los días.

“Writing is like an annual doctor’s checkup for your thinking”.

tIM fERRIS

Scribo ergo cogito

Cogito ergo sum, o eso dijo Descartes. Pues estamos jodidos. Espero que simplemente tenga el día catastrofista, pero cada vez pensamos menos y vamos más en piloto automático… Es cierto que aun no he visto a nadie desmaterializarse, así que parece que algo pensamos todavía. Yo me agarro a este blog y a mi diario para no olvidarme de pensar, ¿por qué? Te cuento…

Estamos acostumbrados a recibir información, pero no a procesarla o pensar sobre ella. Coincido con estas palabras de Daniel Ek —fundador de Spotify— en Deep Dive. Además, buena parte del tiempo que no recibimos información lo invertimos escribiendo mensajes de texto o con el correo electrónico, entre otras situaciones. Tendemos a escribir como hablamos y no siempre somos conscientes de ello. Escribir un diario nos obliga a quitar ese piloto automático. Un diario exige concentración, rebobinar la grabadora que tenemos sobre los hombros. Escribir es un proceso lento, nos permite y obliga a escoger cada palabra para conectar ideas y lograr una estructura coherente.

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Escribir nos enseña a pensar y expresarnos. Escribir es nuestro terapeuta emocional. Escribir amplía nuestro vocabulario. Escribir nos hace conscientes de lo que hacemos y deja registro de ello. Escribir es una herramienta contra la sobreinformación. Escribir es una habilidad tanto universal como avanzada. Cualquiera puede usarla, pero pocos lo hacen bien.

Registra lo que haces, no hace falta publicarlo

Un compañero de la Facultad me compartió un Excel donde anotaba las películas que veía. Obviamente, me pareció un idea de cerebro galaxia y así empezó todo. En el instituto tenía un documento Word con los videojuegos que había jugado a lo largo de mi vida, los que tenía empezados y lo pendientes. Me gustaba revisarlo de vez en cuando, pero me acabé olvidando de él. ¿Por qué? La carpeta no estaba a simple vista y las actualizaciones venían de ciento a viento.

La idea que me compartió Adri me recordó a ese documento y quería probar de nuevo. En esta ocasión, le reservé un hueco en mi escritorio y en el móvil para tenerlo a mano —problema 1 ✅—. La hoja de juegos se sentía muy sola, no pude evitar añadir más: series-películas-anime, podcast, libros, citas, etc. Así las actualizaciones vendrían mucho antes —problema 2 ✅—. En esta ocasión sí funcionó, es más, lo amplié en verano con un método propio de establecer objetivos. El Excel se acabó convirtiendo en mi hoja de ruta anual y mi equivalente al álbum de fotos familiar en formato texto. Oro puro.

No eres consciente de lo que consumes

Tanto mi Excel como mi diario son algo más que un lienzo en blanco a la espera de llenarse. Me hicieron consciente de todo lo que hacía según llenaba las celdas o cubría de tinta las páginas. Qué jugaba, cuántos animes me ventilé en un par de meses, el vicio que le tenía a los podcast… Si llego a meter mi historial completo de YouTube, igual me hubiera dado un chungo. Sé que estamos todo el día consumiendo información, ¿pero tanta? Y sólo tenía registrada una parte de la cifra real.

Alguien consumiendo información de manera compulsiva en estilo animación
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El Excel incluye una celda de valoración del contenido y otra de comentarios: ¿Qué me ha parecido lo que he visto/jugado/escuchado? ¿Qué me ha aportado? Después de medio año ya había un muro de contenido y habría quedado en noveno plano de no haberlo registrado. Obviamente, si me hubiera aparecido ese mismo contenido u otro similar en el futuro, lo habría recordado. Sin embargo, es inevitable pensar cuánto contenido vemos en piloto automático o por qué hemos asimilado que el tiempo libre debe rellenarse a toda costa.

Ser consciente de lo que consumes quita el piloto automático. Te surge la pregunta “¿realmente quiero y/o necesito ver esto ahora?”. No significa restringir, sino decidir. Tú tomas la decisión de qué consumes y cuándo lo consumes, no te dejas llevar por impulsos o portadas llamativas.

La información tiene fecha de caducidad

Nuestra forma de tratar la información en línea es igual a cómo la consumimos, fugaz, desechable. Los vídeos de 10 minutos o menos entran como las pipas, la mayoría ofrecen información muy concisa, pequeñas píldoras adictivas. Y ya no hablemos de los shorts, a esos les saco el crucifijo y los ajos para que no se me acerquen. Un vídeo sabe a poco, así que te pones otro de seguido, y otro… ¿qué puede salir mal? La persona que genera ese contenido ha invertido un tiempo en prepararlo y digerirlo, pero nosotros nos limitamos a verlo, y si es a x1.5 o saltando partes, mejor. Nos quedamos con el chute de dopamina y nuestra curiosidad alimentada en el feed de nuestra red social de elección.

Mi bandeja de suscripciones de YouTube recibe mínimo una decena de vídeos diarios y cada X tiempo me suscribo a un canal nuevo. El término feed le viene al pelo, porque eso es un cebadero de contenido. A eso le sumo las novedades de series y videojuegos que aparecen cada mes o los grupos de WhatsApp, que me sabe a poco YouTube. Con tanta información nueva de mi agrado es imposible ver todo, se acumula poco a poco y en mi cabeza saltan mensajes como: “Jorge, tienes el disco duro lleno, voy a tirar a la papelera la información interesante #19439 para meter este vídeo sobre productividad taaan llamativo”.

Una cabeza llena de monigotes del estilo de los videos de YouTube 'Animation vs...'. Algunos monigotes están empujando para entrar y otros se están cayendo al vacío por el otro extremo debido a que no caben. La cabeza es de estilo de dibujo digital. Además, hay algunos logos de redes sociales y libros en miniatura en el fondo o entre los monigotes.. Imagen 1 de 4
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Quiero manejar esa fecha de caducidad del contenido que me gusta, el diario me generó ese punto de inflexión. Un deseo sin un plan se queda en deseo, elaboré unas pautas y por ahora me están funcionando.

📽 Prioriza el contenido largo frente a los vídeos de 10 minutos o menos.

Entrar en una espiral de vídeos cortos es como escuchar sólo el estribillo de las canciones. La preparación de ese clímax y lo que viene después ofrecen una experiencia más completa, es más, el clímax pierde potencial sin ello.

Acostúmbrate a recibir contenido más distendido. Los vídeos largos, podcast, películas, etc. tienen un desarrollo diferente, nos exigen más atención e incluso se permiten incluir detalles enriquecedores. Regula tus picos de dopamina y entrena tu capacidad crítica con las exigencias de este contenido.

👩‍🏫 Extrae entre 1-3 mensajes prácticos

Todos necesitamos nuestro momento de desconexión y hacer algo que no nos suponga esfuerzo mental. No dejes que eso sea un estándar fuera de ese contexto. Los creadores de contenido, cineastas, etc. tienen una razón detrás de sus obras. Las hay puramente de entretenimiento, pero la mayoría son minas de experiencias y conocimiento; a cielo abierto o subterráneas, en ambas depende de ti el botín que extraes. En las de cielo abierto el botín aparece a simple vista, limítate a tomar notas y acción. Las subterráneas son más exigentes, presta atención y lee entre líneas.

Es muy tentador transcribir cada mensaje que atraviesa nuestro nervio óptico o canal auditivo. RECUERDA, quieres controlar la fecha de caducidad, no caigas en esa tentación. Si quieres, deja un boceto o referencia de lo que llame tu atención, pero oblígate a seleccionar. ¿Cómo? Busca un propósito para ese contenido y dale prioridad frente al resto de mensajes que aporte. Por ejemplo, en el podcast How I Write busco consejos de escritores, así que le doy prioridad a lo que tenga relación con escribir. En el podcast Lo Que Tú Digas busco historias personales, así que me dejo llevar y selecciono hasta tres mensajes clave. El resto de información no la ignoro, simplemente le doy un espacio secundario y la anoto rápido, no me paro a pensar sobre ello todavía.

📅 Planifica lo que quieres ver

¿Qué tipo de contenido ves a lo largo de la semana? Acaba de aparecer un listado en tu cabeza, ¿me equivoco? Ahora haz subapartados en esa lista mental:

  • ¿Cuánto consumes de cada tipo? Tiempo, número de vídeos… Ej.: Yo escucho unos 3-4 podcast semanales.
  • ¿Inviertes demasiado tiempo en alguno? Ej.: Si me descuido, escucho demasiados podcast de tomar notas o antes me veía en cadena muchos vídeos del feed.
  • ¿Te gustaría invertir más tiempo en algún tipo de contenido? Ej.: Yo quería hacerme una pequeña maratón de la saga Like a Dragon en enero.

Ya has hecho lo difícil, ahora sólo tienes que quitar tiempo de lo excesivo, darle a lo que quieres y ponerte una estimación según tu horario semanal. Por ejemplo, yo esta semana me autolimité el número de podcast a cuatro y deben ser máximo dos de tomar notas, el resto serían de puro entretenimiento o curiosidades. Si llego al límite, pues tocará aguantar, así también promuevo variar mis hobbies.

💾 Registra lo que ves

Lo sé, me he repetido. Registra lo que ves. Regístralo. Un Excel, el cuaderno promocional que tienes olvidado en el cajón, Notion, Day One, lo que sea. Regístralo y dale un repaso al final de cada semana. Ya me invitarás a una croqueta para agradecérmelo.


Escribe un diario, semanario o en los huecos de un Excel como el de arriba. Pensar más claro. Regular lo que consumes. Quitar la caducidad a lo que aprendes. Si no te lo he vendido todavía, es que no tengo remedio 😁😁.