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Más de medio año de retraso, ya me vale…

La Universidad es una etapa más valiosa que un título. Es media década llena de experiencias personales y una nueva forma de vida. Al principio te sientes perdido y te chocas con una realidad mucho más exigente que el instituto. No te rindas, pues acabas subiendo de nivel y aprendes a superar el reto. Al acabar te visualizas ante un precipicio y es inevitable sentir miedo, la siguiente etapa será un nuevo nivel. Sin embargo, ¿no percibes aquí un déjà vu? Nueva etapa, nueva gente, realidad más exigente… el principio da miedo, pero algo te dice que luego sabrás lidiar con ello.

Cambio de mentalidad

Quinto me presentó no uno, sino tres punto de inflexión de golpe: i) Fue el último año de carrera y, según avanzaba, sentía más cerca el “¿y qué hago cando acabe?”, ii) estaba recién salido de cuarto, que fue el curso más exigente de lejos, y iii) las asignaturas se gestionaban de forma muy distinta, ya que medio curso se basó en una rama nueva (bromatología) y casi el otro medio en asignaturas prácticas.

La suma de todo esto resultó en un curso menos exigente y en el que estuve dándole más importancia a las áreas que encajaron más con mi salida laboral cercana.

Al acabar te visualizas ante un precipicio y es inevitable sentir miedo, la siguiente etapa será un nuevo nivel.
[Imagen WaltStoneham]

No te cierres puertas

La nueva mentalidad que aparece hacia este curso puede opacar buenas oportunidades. Entre los veterinarios es muy habitual el cambio de sector en la carrera profesional. Ni se te ocurra acortar tu perspectiva rechazando lo que no te interese a corto plazo. Piensa en sectores que puedan hacer de plan B o C e intenta aprovechar las oportunidades que ofrecen. Nunca sabes cuándo puede torcerse tu plan A, al igual que las alternativas pueden ayudarte a mejorarlo indirectamente.

Por ejemplo, si te interesa ser veterinario de explotación en porcino, podrías sacarle partido a otros sistemas de producción con otros tipos de manejo. También podrías interesarte por otros eslabones de la cadena alimentaria, tanto previos (p.e., elaboración de piensos) como posteriores (p.e., matadero). Otro ejemplo podría ser la clínica de pequeños animales con las diferentes especialidades o el laboratorio. Yo mismos estoy intentando seguir estas palabras y admito que puede abrumar a ratos, pero es mejor estar mentalmente listo para el cambio.

Conserva tu abanico de posibilidades. Ni se te ocurra acortar tu perspectiva rechazando lo que no te interese a corto plazo. [Imagen ambifresh]

Menos intenso que cuarto, pero…

En este curso tuve muchas menos horas de teoría y en el primer cuatrimestre sólo hubo dos exámenes, un cambio notable con respecto a cuarto. Sin embargo, la balanza se compensó sutilmente por otro lado. Hubo más trabajos grupales e informes y el TFG me supuso una implicación considerable. De todos modos, la carga de trabajo siguió siendo mucho menor.

Al haber tantos trabajos grupales, era fundamental estructurarlos bien, pero no siempre pasó. Contrato social. Lo ideal en estos casos es establecer al inicio unas condiciones dentro del grupo de trabajo:

  • ¿Cómo se distribuye la carga de trabajo? Recomiendo repartirse los apartados entre todos, de forma individual o por equipos.
  • ¿Se hacen revisiones periódicas o según cada uno avise que acaba su parte? Es importante resolver las dudas que os surjan, adaptar el trabajo a un estilo unificado y hacer correcciones o mejoras.
  • ¿Qué fechas límite propias se establecen? Lo ideal es tener al menos un par de fechas, una para la primera revisión y recopilar posibles dudas, y otra para la revisión final. Todos los grupos tienen a alguien que entrega todo a última hora, por eso es necesario establecer estas fechas con margen suficiente.
Contrato social. Contrato social. Contrato social.
[Imagen iStock]

Trabajo Fin de Grado

“Welcome… to hell”

El Trabajo Fin de Grado (TFG), pese a sólo suponer seis créditos en mi plan de estudios, lo vemos como el jefe final de la carrera. Siendo estrictos, le pega esa comparación. Es lo último que nos separa de pedir el título, aunque nos hayamos enfrentado antes a retos mayores.

Se da opción de revisión bibliográfica o trabajo experimental. Lo típico es hablar con los profesores de nuestra área de interés. No deja de ser una forma de profundizar en un tema que veamos útil en un futuro próximo, bien a nivel informativo, como introducción a la investigación o como ejercicio creativo.

Yo me dirigí hacia la investigación y recibí lecciones de todo tipo:

  • Aprendizaje autónomo sobre temas muy específicos. De primeras cuesta mucho ubicar la información, pero es muy satisfactorio cuando las piezas empiezan a encajar y entrelazarse con otros temas.
  • Obtener resultados es muy satisfactorio, pero debes aprender a lidiar con la frustración. Es fácil que las cosas no salgan como se espera.
  • Comunicar es muy difícil, pero es una habilidad que se entrena. Hay que ser directo, conciso y capaz de transmitir mensajes adecuados a tu público. Yo me llevé algún que otro palo con este tema y saqué conclusiones muy interesantes.

Una vez aprobado todo y presentado el TFG, lo que quedó fue sonreír y darme cuenta de que ya podía decir “todavía no me lo creo, pero soy veterinario”.


Quinto de Veterinaria en Zaragoza es un año apropiado para disfrutar un cierre a esta etapa. Aunque tenga sus momentos críticos, ofrece la libertad necesaria para ir preparando lo que nos espera fuera de lo que ha sido nuestra casa durante cinco años.

Con esto finalizo mi trayectoria por este Grado. Estos “informes de autoevaluación” llevan todo mi progreso universitario y con este blog. Además, he recibido muchos agradecimientos de compañeros por su contenido y, ya es por echarme flores, son cojonudos. Te dejo aquí un enlace para que los leas, y otro justo abajo.