La curiosidad es algo que desborda de nuestro cuerpo desde pequeños, queremos probar cualquier cosa con lo que tenemos a nuestro alcance y buscarle sentido a todo. Así, aprendemos lo que se puede hacer, lo que es mejor no hacer y lo que es “sin más”. Según crecemos, sin embargo, vamos perdiendo esa curiosidad y, en muchas ocasiones, no la llegamos a recuperar. ¿Acaso nos da miedo parecer infantiles? ¿O simplemente ha aparecido un filtro que decide si merece la pena sentir curiosidad por algo o no?

Porque somos curiosos, la curiosidad nos guía por nuevos caminos.

walt disneY