Hoy toca tirar de hemeroteca privada, mi primera exposición oral en “¿Qué te cuentas?”, en tercero de carrera. Tómalo como la recomendación no solicitada del mes que puede ser un punto de no retorno —y créeme que es cierto—. El rol de mesa es más que un juego, aquí te contaré cómo me ayudó a mejorar mi manera de afrontar las presentaciones orales y el temido TFG. Deja los prejuicios frikis y regálate unos minutos aquí, pues empieza el juego.
Tirad iniciativa
Director de juego
Una presentación salvaje apareció, tirad iniciativa
Para un universitario, exponer el Trabajo Fin de Grado es como un dragón legendario que guarda las puertas hacia el final del camino en la Universidad. Tenemos miedo de él, al igual que de sus diferentes minions que aparecen a lo largo de los cursos, las presentaciones orales.
Tras esta metáfora para romper el hielo, me gustaría aclarar qué es esto del rol de mesa en apenas una frase: Crear tu propia historia a tiempo real, guiada por tus palabras y el poder del azar. El rol rebosa de libertad imaginativa, pero hay que aprender a usarla.
Yo conocí el mundo del rol de mesa gracias a la Granja de Gandalf y observé que esa libertad imaginativa hay que ganársela. Como buen novato, me quedé totalmente en blanco las primeras partidas, apenas me salían preguntas como “¿Qué tengo a mano?”, “¿Qué hora del día es?”, “¿Hay gente cerca?” y de ese estilo, incluso me quedaba más callado de lo normal. Me di cuenta de un detalle en ese momento: en las partidas de referencia que vi para informarme, los jugadores apenas se chocaban con barreras de ese estilo, podían incluso de seguir la historia por caminos que ni el director de juego había imaginado. De todos modos, pese a esos momentos de mudez, la partida me encantó y decidí continuar jugando para romper esas barreras mentales y ganar soltura hablando e imaginando.
Al principio te apoyas mucho en lo que llamamos “metajuego”, es decir, usar tus privilegios como jugador y/o los metadatos de tu personaje para conseguir una ventaja artificial en tu decisión. Más tarde aparecen los primeros brotes de tu propia narrativa, juegas más limpio según aprendes a desenvolverte. La práctica consigue que utilices tus herramientas para crear, no que las herramientas creen por ti, liberando las cadenas que retenían a tu imaginación y expresión oral.
(Se desvanece el recuerdo. El abuelo cebolleta cierra el libro, lo apoya en su regazo y te mira desde su hamaca mientras se quita las gafas con una mano) Con esta experiencia personal, he abordado las claves que quiero destacar:
- 🧠Reconocer que autolimitamos nuestra mente.
- 🧗♂️Sentir la motivación para superar nuestras barreras, el muro imaginario.
- 🥂Disfrutar del nuevo mundo abierto a los atrevidos que cruzan el muro.
Que sí, muy bonito todo, ve al grano, ¿cómo puedo aplicar esto a las exposiciones orales? Fácil, lee los encabezados de abajo y practícalos. También puedes leer lo que escribo en esos apartados, no me hago responsable de que saques cosas útiles.
🔥Perder miedo a fallar
Es cierto que el éxito sienta genial, pero el rol te enseña que los errores son un paso más en tu camino, no implican un desenlace inminente. Cuando sacas un 1 sobre 20 en el dado no te pones a llorar, todo lo contrario, la mayoría de las veces empiezas a reírte porque se viene una escena divertida. Es un clásico caerte de morros en un charco en plena misión de sigilo, o que te estén persiguiendo, te equivoques con el embrague y se te cale cinco segundos el coche.
🧜♀️Conseguir describir escenas, ser creativo
Cada diapositiva de la presentación es una escena de tu breve historia, si consigues que el público visualice tus palabras, les introducirás en tu mundo y te ganarás parte de su atención. Sé creativo y no tengas miedo en exagerar un poco alguna imagen. Cuanto más llamativo y reconocible sea, mejor efecto tendrá, como la mnemotecnia.
⚠ AVISO ⚠ La magia no sólo está en qué descripciones usas, sino en cómo transmites esas imágenes para conseguir llenar ese medidor de atención. Si tú realmente te crees que llevas las riendas de la historia, tu cuerpo se dejará llevar e incluirás el lenguaje corporal adecuado.
Un buen ejemplo de esto sería mi presentación sobre una intoxicación por marihuana en un gato. Yo me sentía dentro de la consulta cuando hablaba: Si el gato presentaba midriasis, mis manos tenían el tamaño de sus pupilas. Si el gato estaba inquieto, yo me movía de un extremo a otro de la tarima. Si se quedaba mirando a la nada pensando en todo, así me quedaba yo.
Miedo escénico
Llegamos al niño bonito de las exposiciones orales —y con niño bonito me refiero al mayor dolor de muelas para mucha gente—, el miedo escénico. Ahora ya sabes que saques un 1 o un 20, siempre hay una salida correcta gracias a la magia que sale de tu boca y tus gestos. No te preocupes por cómo te ves o cómo te parece que lo estás haciendo, simplemente déjate llevar por la presentación, estás invitando a la gente a entrar en tu mundo, compartiendo escenario con todos. Pese a que tú seas el director o la directora de la sesión, recuerda que una partida de rol no es nada sin los personajes que recorren esa historia.
Práctica y mentalidad, los juegos de rol te dan esas habilidades. ¿Y sabes lo mejor? ¡Son juegos! LO PASAS BIEN Y REPITES. Dije que te abriría las puertas a un punto de no retorno, ¿cruzarás el armario para jugar o sigues sin atreverte? ¿Tiramos un dado para decidirlo? Que así sea… que el d20 te acompañe.
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