En la parte anterior introduje la técnica pomodoro y propuse un pequeño “reto” para conocer de primera mano el método. En esta segunda parte voy a comentar diferentes perspectivas que se pueden tener para utilizar esta técnica, seguidas de una breve mención a algunas apps que pueden aprovechar este sistema y, para acabar, el uso que le doy yo en mi día a día.
Dentro de las sesiones pomodoro aparecen dos grupos, las rígidas y las flexibles, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Antes de entrar en materia quiero indicar algo que, pese a sonar obvio, es un gran punto de referencia para repartir bien tus sesiones de estudio: no todas las tareas requieren la misma concentración, aquellas que sean más difíciles seguramente necesiten pomodoros más cortas, mientras que otras más sencillas o de trabajo mecánico ―casi automatizado― se puedan hacer de una sentada sin problema alguno. Ya con esto en mente, vamos a empezar.